Nos presentamos: Juan Jalil, Fernando Evangelista y Gustavo Damelio

Alguien dijo una vez: “...pinta tu aldea y pintarás el mundo...”, sucede que no podemos olvidar el lugar de donde venimos. Las circunstancias hicieron que nos encontráramos en La Plata, lugar adoptado para nuestra formación como artistas plásticos dejando detrás el lugar que nos vio nacer, jugar, crecer, el lugar de nuestra adolescencia y que nos viera partir. Hoy es ese lugar que queremos mostrar al mundo a través de nuestras producciones artísticas.
Venimos de distintos lugares de la provincia de Buenos Aires, con sus características propias ya sea desde su geografía, su economía y su construcción socio-cultural e insertos en una nación a la cual realizamos nuestra pequeña contribución desde nuestra elaboración plástica y artística.
Sentimos la necesidad de mostrar una producción construida desde nuestra propia subjetividad, una producción que da cuenta de las singularidades de nuestra pertenencia, de nuestros pueblos de origen - Ayacucho, Chaves, Médanos -, de sus actividades culturales populares, de sus alegrías y tristezas como también de nuestro presente en la ciudad de La Plata y su cotidianidad.
Nuestra formación de imaginario tanto cotidiano como visual no ha ido por los carriles de la muestra y la galería de arte a mano. Seguramente tiene mayor relación con los carteles de la ruta, los pocos cuadros que uno ha visto, las distintas piezas de reses colgadas vistas en la carnicería, las esculturas de los próceres, algún mural o pintura visto en la iglesia (tal vez el más académico visto en una localidad chica), las estampitas de estilo renacentista, el mural de un taller de manualidades, el manual escolar, los libros de lectura, los actos escolares y de la comunidad que a veces se hace como se puede sin mayores pretensiones. No se entronca con las vanguardias artísticas o con las distintas tradiciones estéticas, más bien si se lo mira en profundidad, se parece más a un pastiche...¿seremos posmodernos?
Por ello nos dirigimos a espacios públicos y privados con el fin de hacer circular, exponer e intercambiar nuestra obra con el público, a quién hacemos responsable último, en algún modo, de nuestros afán.

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